viernes, 27 de enero de 2012

Cese definitivo de la violencia etarra

El pasado 20 de octubre de 2011, la banda armada ETA anunciaba “el cese definitivo de su actividad armada”. Este hecho histórico y sin precedentes, motivó y suscitó las más diversas opiniones. En este pequeño escrito, me gustaría dar mi opinión acerca de lo que este anuncio, de hace apenas tres meses, puede suponer a partir de ahora y de que creo que ha supuesto hasta ahora la existencia de ETA.

La primera pregunta que se podría plantear sería el origen de este anuncio. ¿Ha sido la fuerte presión policial de los últimos años como afirmó Rubalcaba en su momento? O, por el contrario, ¿el origen de este comunicado tiene más que ver con factores endógenos a la organización? Si bien es cierto que la tarea policial de los últimos años ha sido de gran ayuda, nunca antes se habían producido tantas detenciones de manera tan continuada (y de altos cargos), pienso que la causa principal ha tenido su origen en la hoja de ruta que trazó la denominada izquierda abertzale en el año 2004 y que apostaba por la solución únicamente democrática a lo que es conocido como “el conflicto vasco” y, por encima de esto, creo que ha tenido su origen en que el grupo terrorista se ha dado cuenta (¡por fin!) de que el proyecto político que proponían no tenía ningún futuro mediante el camino de violencia y extorsión que habían tomado. Por tanto, “el origen del fin” creo que viene dado por la convicción dentro de la izquierda nacionalista vasca de que el camino adecuado para lograr su proyecto político es el de la democracia y la legalidad, aunque la labor policial y la ley de partidos han contribuido de manera importante.

Resulta evidente que la actividad armada, a partir del inicio de la democracia en España, no era sostenible (ni moralmente ni políticamente) y que la única posición que reforzaba de entre todos los actores sociales involucrados en este conflicto cada acto de violencia era al que se pretendía atacar (el nacionalismo español). No se podrá repetir las suficientes veces el hecho de que la violencia no es el camino para lograr ningún objetivo político. Pero, una vez aclarado este punto fundamental, hay que decir que no todas las ideas se han podido defender en igualdad de condiciones en este país, con la excusa de la existencia de una banda terrorista. Hemos tenido que soportar una suerte de estado de excepción por la existencia de ETA. Cuando anunció su cese definitivo, era común escuchar aquello de que se había logrado sin hacer las concesiones políticas que reclamaban. Esto es cierto, pero también es cierto que, debido a su existencia, hemos tenido que tragar con una ley de partidos totalmente antidemocrática, con la ley Parot, con los GAL. Es decir, la existencia de un grupo terrorista justificaba para algunos todas estas prácticas absolutamente antidemocráticas cuando se le reclamaba precisamente la vía de la legalidad. Y, en este sentido, el Estado de derecho ha sido derrotado en España en la lucha antiterrorista. No se han podido defender todas las ideas en pie de igualdad.

Así pues creo que se debe concluir haciendo varias reflexiones. La primera es sobre las maneras de acabar con el terrorismo y es que, no todo vale. No es aceptable saltarse las normas democráticas para acabar con quien ataca dichas normas. El terrorismo de Estado es igual (o peor) que el terrorismo practicado por una banda de asesinos, ya que el Estado es el supuesto encargado de velar por el cumplimiento de las normas sociales y la democracia. La siguiente reflexión sería acerca del relato que se está construyendo acerca del final de ETA. Tengo la sensación de que se está realizando un discurso de victoria por parte del Estado de derecho, incluso por parte del nacionalismo español. Esto supone un grave riesgo, realizar relatos donde hay vencedores y vencidos, se ha venido demostrando catastrófico durante años (el tratado de Versalles en Europa tras la IGM o el discurso de vencedores y vencidos en España tras la guerra civil) y, siendo esto así, los dirigentes políticos de hoy en día -y de futuros gobiernos- tienen la enorme responsabilidad de llevar a buen puerto este anuncio sin duda positivo e histórico.

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