martes, 17 de abril de 2012

Autoayuda y modernidad tardía

Quiero hacer un breve comentario acerca del texto de Anthony Giddens acerca de la autoayuda (basado en el texto de Rainwater: "Self-Therapy: A Guide to Becoming Your Own Therapist") que me ha llamado poderosamente la atención por ser un claro ejemplo de cómo se nos presentan las ideas neoliberales disfrazadas de dogmas científicos a través de think tanks o autores reputados como Giddens a los que nunca se les presuponen ciertos intereses.

Giddens intenta analizar las realidades “objetivas” de la sociedad moderna tardía a través de los presupuestos de la autoayuda. Y lo hace intentando ponerse en la situación que Schutz describe en El forastero, es decir, abstrayéndose lo máximo de la que es su propia sociedad para intentar analizar lo mejor posible dicha sociedad y sus contradicciones. Esto lo hace a través de los preceptos de la autoayuda ya que son indisociables a la época en la que vivimos hoy en día en Occidente y se retro-alimentan. Es decir, la modernidad tardía en términos de Giddens o líquida en términos de Bauman se caracteriza por el especial hincapié que se hace de la individualidad y de la construcción individual del “yo”, que, al fin y al cabo, es lo que propone la autoayuda.

De los diez puntos que Giddens señala como principales del texto de Rainwater, Self-Therapy -con subtítulo muy revelador- A Guide to Becoming Your Own Therapist, he escogido cinco que me parecen muy representativos de como se construye el “yo” en la sociedad de la modernidad tardía. El primer aspecto que señala es: “el yo está visto como un proyecto reflejo del que es responsable el individuo. No somos lo que somos, sino lo que nos hacemos”. Aquí vemos como la autoayuda, la autoterapia en este caso, señala al individuo como único responsable de lo que le ocurre, es lo que sucede en la modernidad tardía. Podemos observar como en el terreno laboral ya no se habla de “explotación” sino que se habla de “estrés”, o de “depresión” con lo que la responsabilidad de no encontrarse en condiciones de trabajar ya no está -nunca- en el empleador sino que siempre está en el individuo, que no es capaz de tener los pensamientos y sentimientos adecuados para no estresarse ni deprimirse.

La segunda proposición es la siguiente: “El yo realiza una trayectoria de desarrollo del pasado a un futuro previsto. El tiempo de la vida, más que los sucesos del mundo exterior, se convierte en dominante”. Esta premisa está muy relacionada con el primer punto y es que, lo importante y fundamental a la hora de construir tu individualidad es lo que te haya sucedido exclusivamente a ti y no lo que haya sucedido en “el mundo exterior”, por ello recomienda llevar un diario y realizar una suerte de autobiografía para saber como posicionarte hacia el futuro a través únicamente de tu pasado, de tu pasado individual. Es decir, no importa (o importa menos) que seas negro, mujer, joven o anciano, lo más importante es la manera en que te “reconcilias” con tu pasado para enfocar tu futuro.

La tercera premisa que señala Giddens sigue así: “La reflexividad del yo es continua y generalizada. Se le pide al individuo que se interrogue a sí mismo por lo que sucede. Propone que cada uno se haga preguntas del estilo “¿Qué estoy haciendo?, ¿Qué hago bien?, ¿Y mal?”. Como vemos, lo importante hoy en día es, exclusivamente, el individuo y sus respuestas a los diferentes problemas que se le puedan plantear, si, por ejemplo, te ves envuelto en un proceso de despido colectivo de tu empresa, te has de plantear qué cosas has hecho mal para que te despidan o qué formación te falta para rendir mejor. Cada vez es más extraño ver gente que piense que es despedida de manera injusta, absolutamente injusta, si fuera de otro modo, la huelga general del pasado día 29 de marzo hubiese tenido mayor apoyo popular del que tuvo (a pesar de que superó muchas expectativas), que no tuviese tanto apoyo popular se explica, según pienso, en que cada individuo (o familia en este caso) busca la solución por su cuenta, busca “cualquier apaño” que le pueda servir para “salir del paso” a final de mes, es decir se buscan soluciones individuales y no colectivas, algo lógico si se entiende que el problema y la responsabilidad son individuales.

El cuarto punto que he escogido, es el séptimo de los diez que apunta Giddens y afirma que “La realización del yo se entiende como un equilibrio entre oportunidad y riesgo”. Este es un punto fundamental en la construcción del “yo” en la época actual. Cada individuo, supuestamente, tiene una absoluta libertad a la hora de “elegir” su identidad, tiene muchísimas opciones, que suponen una oportunidad de mejora tanto como un riesgo. Esta cantidad de opciones, el construir continuamente una nueva identidad y no tener una identidad fija o “sólida” como diría Bauman, supone una fuente de insatisfacción e, incluso, de ansiedad, al verse sobrepasado por tantas opciones disponibles.

Por último, el octavo supuesto de la autoayuda que ilustra Giddens dice que “La linea moral de realización del yo es una línea de autenticidad y se basa en ser fiel a uno mismo”. Hay que resaltar que el “uno mismo” entendido desde la perspectiva occidental de la modernidad tardía se refiere exclusivamente a la persona física individual. En otras culturas ese “uno mismo” no tendría sentido sin tener en cuenta a otras personas (familia, comunidad...). Aquí vemos uno de los principales problemas de construir el “yo” desde una perspectiva tan individualista, y es que, el individuo se hace mucho más frágil si no tiene ningún soporte o ninguna red de ayuda en momentos que puedan ser más duros. Y es evidente que cada vez existen menos soportes de este tipo, aquel que pudiera basarse en la solidaridad “mecánica” de las antiguas comunidades, usando la acepción que usaba Tönnies, hoy en día no existe. La red de ayuda estatal cada vez es menor y va camino de extinguirse (repago en sanidad o educación, subsidios por desempleo cada vez menores, el acceso a la vivienda cada vez más difícil...). Así pues, los -escasos- beneficios que pueda tener la construcción de la subjetividad de este modo individualista, no compensan los grandes perjuicios que causa.